jueves, 15 de diciembre de 2011
El hombre Unidimensional: Marcuse nos presenta la sociedad industrializa como una sociedad cerrada, un universo dónde no caben alternativas de vida, donde los intereses en oposición han sido anulados. La razón técnico-instrumental es causa y esencia de este control de las fuerzas sociales: el aparato tecnológico se muestra capaz de conseguir los logros del progreso y las nuevas formas de vida que promueve se convierten en formas de adoctrinamiento. Las condiciones adoptadas para el funcionamiento del aparato constituyen el debilitamiento de las posibles fuerzas emancipatorias y las formas de control sofisticadas: el proceso de mecanización con la consiguiente supresión de la individualidad; concentración de empresas individuales en megacorporaciones; regulación de la libre competencia entre sujetos económicos desigualmente provistos; reducción de las prerrogativas y soberanías nacionales que impiden la organización internacional de los recursos…; toda medida de progreso y liberalismo es una forma de control. En esta sociedad el hombre ha perdido su sentido crítico ya que la organización social parece satisfacer las necesidades. La libertad de pensamiento se supone y se practica en forma de debate abierto de alternativas dentro del status quo: la sociedad democrática supuestamente deja abierta las alternativas pero las anula por la realidad económica y el dominio tecnológico. El aparato técnico y científico tiene por función la dominación al obstaculizar con sus recursos la expresión de la libertad individual: "el aparato técnico de producción y distribución (con un sector cada vez mayor de automatización) funciona, no como la suma total de meros instrumentos que pueden ser aislados de sus efectos sociales y políticos, sino más bien como un sistema que determina a priori el producto del aparato, tanto como las operaciones realizadas para servirlo y extenderlo. En esta sociedad, el aparato productivo tiende a hacerse totalitario en el grado en que determina, no sólo las ocupaciones, aptitudes y actitudes socialmente necesarias, sino también las necesidades y aspiraciones individuales"(Marcuse, 1954:25-26). El dispositivo de control y coordinación no puede ser separado de la forma cómo se emplea, no existe neutralidad de la tecnología. La intromisión del recurso técnico en todos los aspectos sociales se justifica en vista de su instrumentalidad, en el sentido de "productividad" y "crecimiento potencial". Se publicita una necesidad del aparato tecnológico relacionándolo con el progreso y la libertad democrática. Esta función ideológica hace del accionar técnico un accionar político, en tanto se vuelve justificador de un orden que no puede modificarse: "El impacto del progreso convierte a la Razón en sumisión a los hechos de la vida y a la capacidad dinámica de producir más y mayores hechos de la misma especie de vida. La eficacia del sistema impide que los individuos reconozcan que el mismo no contiene hechos que no comuniquen el poder represivo de la totalidad. Si los individuos se encuentran a sí mismos en las cosas que dan forma a sus vidas, lo hacen no al dar, sino al aceptar la ley de las cosas; no las leyes de la física, sino las leyes de la sociedad" (Marcuse, 1954:41).
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